Verdades y mentiras de Elmyr De Hory

Verdades y mentiras de Elmyr De Hory

Elmyr de Hory, considerado el mayor falsificador de todos los tiempos, es una figura cuya vida está envuelta en una niebla, mezcla de verdades y mentiras, muy difícil de disipar. El mismo Elmyr De Hory reconocía para RTVE, en una entrevista con Joaquín Soler Serrano, haber nacido en Budapest el 14 de abril de 1911.
El mayor falsificador conocido de todos los tiempos es un auténtico misterio. Hay dudas sobre todo lo que le rodea, incluso sobre su apellido, que también podría ser Hoffman, aunque él siempre lo negó. Un tal Elmér Albert Hoffman fue acusado de estafas bancarias y Elmyr quería apartarse cuanto pudiera de ser relacionado con ese pasado.
Toda su biografía parece sacada de una novela.

En su relato para RTVE, defendía que su familia disfrutaba de una posición más que desahogada: terratenientes y viticultores; y que su padre era diplomático. Siempre interesado por el arte, reconocía como su primera obra importante un desnudo que había pintado con tan solo doce años.
Al parecer, en la convulsa Europa de guerra, su vida (como la de tantos) dio un giro insospechado y Elmyr acabó preso en un campo de concentración para prisioneros políticos en los Cárpatos. Consiguió salir gracias al arte: pintando un retrato hiperrealista al director del campo.
El pintor sostenía haber estado también en un campo de concentración nazi, pero sobre ese tema rehusaba profundizar. Tras la guerra, deslumbrado con el descubrimiento de Picasso, Matisse, Monet, Degas o Modigliani y tras comprobar que podía engañar a los coleccionistas pintando “al estilo” de otros artistas, empezó a imitar sus firmas para conseguir entrar en el mercado americano de la compraventa de arte. Los coleccionistas en Estados Unidos no compraban obras de artistas del viejo continente sin firmar. Así empezó su carrera como falsificador.
Si es cierto lo que se dice del trabajo que realizó durante aquellos años, y hasta que llegó huyendo a Ibiza para evitar su inminente detención, museos y colecciones de todo el mundo tienen obras suyas que todavía no han conseguido identificar como falsas.
La primera voz de alarma la lanzó un magnate del petróleo que había comprado obras para el Meadows Musseum de Dallas. Sospechaba que le habían vendido cuadros falsos y, tras su denuncia, empezó la vida de Elmyr De Hory como prófugo en España.
Inspirador de libros y de una película de Orson Welles, amante del arte, hedonista, exagerado hasta el histrionismo, excéntrico bon vivant…, decía hablar cinco idiomas y conocer a las más importantes figuras del mundo de la cultura, del cine y la alta sociedad. En Ibiza consiguió vivir rodeado de lujo, de fiestas y glamour.
Aunque la mayoría de los críticos de arte piensa que era un delincuente que reventó el mercado con sus obras… os recomendamos ver la entrevista completa que se realizó tan solo tres meses antes de su suicidio.

http://www.rtve.es/alacarta/videos/a-fondo/fondo-salvador-liotta-elmyr-hory/3316120

 

En ella habla de sus cuadros al estilo Elmyr. En sus propias palabras: “Una mezcla de la pintura de Modigliani y Fray Angélico”; los únicos cuadros que en la actualidad tienen valor porque el artista los firmó con su nombre. Las obras firmadas por Elmyr han alcanzado el precio que sólo se paga por las auténticas obras de arte.
En el vídeo, Elmyr De Hory analiza para Joaquin Soler un apunte del cuadro que tenemos a la venta en la galería.

Unos dicen que falsificaba las obras, los más críticos cuestionan hasta su pericia como artista y creen que sólo se ocupaba de preparar los documentos que justificaban la autoría o la posesión de los cuadros…

Lo único que se puede afirmar sin ninguna duda es que vivió en Ibiza durante los 15 años en los que consiguió evitar su deportación con distintas tretas.

Y, como no podía ser de otro modo…, en esa vida de falsificación, mentira y engaño, su muerte también está envuelta en el misterio.
Elmyr De Hory se suicidó en diciembre de 1976. Si quería matarse realmente, o si los conocidos que han creído verle con vida después de esa fecha tenían razón…, ¡no lo sabremos nunca! Lo que sí podemos es constatar lo fantástico que es el cuadro que podéis disfrutar en “Buenas inversiones”. ¡No os lo perdáis!

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